Diccionario de cerámica

por Susan Mussi

RAKU

en: RAKU

ca: RAKU

Raku, es una técnica oriental del siglo XVI, se cree que es originaria de Corea, aunque prospero en Japón y se ha extendido por todo el mundo, se creó para la ceremonia del té.
La palabra Raku significa “felicidad”. Es un método de creación de efectos de colores y texturas con esmaltes o simplemente con humo, de cocción y enfriamiento rápido al rojo vivo del horno. La arcilla utilizada para el Raku debe prepararse con un alto porcentaje de arena o chamota para resistir el cambio rápido de las temperaturas extremas. Una buena elección de la arcilla a utilizar nos disminuirá en mucho el riego de roturas.

La cocción del esmalte se realiza en hornos de gas o leña. Esmaltes y colorantes de Raku se cuecen desde 800 º C hasta 1000 º C en cocción rápida, pudiendo alcanzar su temperatura en 15 a 30 minutos. Llegados a esta temperatura se abre el horno y la pieza que está al rojo vivo se saca al exterior.

Una vez allí se expone al aire, se introduce en un cubo de metal con serrín, hojas secas o paja durante un corto tiempo, el suficiente para que la reducción y el humo penetren en la pieza, transformando los colores y realzando el cuarteado del esmalte producido por el choque térmico, acabado muy característico en los esmaltes de esta técnica. Posteriormente podemos enfriar las piezas en un recipiente con agua y lavar el humo adherido al esmalte.

Además del acabado con esmalte clásico, brillante y craquelado, tenemos también la técnica del Raku desnudo, en el que mediante un engobe que no se adaptará bien al soporte nos saltará el esmalte al final del proceso, quedando tan sólo en la pieza los dibujos producidos por el humo, ya sean provocados por el azar (craquelados) o por la intervención del ceramista.

Existe también la técnica conocida como Cobre mate, en la que mediante un esmalte sobresaturado de cobre conseguimos un acabado mate y con toda la amplia gama de colores que desarrolla el cobre en una atmosfera reductora.

El horno puede ser de carga frontal o superior, aunque el más recomendado es aquel en que el cuerpo del horno, por medio de poleas, se desplaza hacia arriba, quedando las piezas sobre la solera fácilmente manipulables. El procedimiento produce humo, y hay que hacerlo al aire libre. Para sacar las piezas del horno hay que utilizar tenazas largas y protegerse con gafas y guantes térmicos.
Autora – Ramón Fort