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El hombre primitivo sabía que dejar la arcilla al sol, se endurecía y cuando descubrió como crear el fuego, se dio cuenta que si ponía la arcilla durante varias horas alrededor de una hoguera, con el calor, la hacía aún más dura y fuerte. Con la evolución del hombre durante miles de años, también se desarrollo el método de cocción. El siguiente paso vino con la constatación de que la tierra no se quemó y que se mantenía con el calor. Los hoyos fueron excavados en el suelo y capas de material orgánico inflamable como, madera y la paja se colocaron alrededor. El sol secaba las ollas apiladas, luego, el material orgánico se colocaba a los lados, finalmente, las piezas eran de arcilla cocida. Cuando se cocía, las paredes de tierra y los trozos de cerámica rotos, mantenían el calor, de esta forma el fuego alcanza una mayor temperatura.
La siguiente etapa de progreso después de la cocción en hoyos fue un horno de tiro directo. Se cree que comenzó en Egipto hace más de 7000 años. El hombre se dio cuenta que la tierra y las paredes de un hoyo podrían mantener el calor y entonces se podía construir un horno con piedras, trozos de cerámica y barro. El primer horno de Tiraje directo fue de forma ovalada, como una U invertida, con una abertura en la parte inferior para usarlo como agujero para avivar el fuego. El techo era un medio círculo, completamente sellado para la cocción, pero se debía romper para sacar las piezas. Este método se generalizó en todos los países del Mediterráneo, Grecia, Roma, Creta y Medio Oriente.
Se produjeron grandes mejoras en la siguiente etapa, el horno se divide en dos plantas. El piso inferior era para contener la leña, tenía espacios abiertos para poder agregar madera continuamente. En la planta superior se colocaban las piezas para cocer y tenía una chimenea para que los gases pudieran escapar durante las primeras horas de cocción. Tanto la chimenea como los agujeros para avivar el fuego, tenían bloques de ladrillos separados y poder cubrirlos durante la cocción, lo que ayudó a controlar y aumentar el calor.
La caída del Imperio Romano y el crecimiento del Imperio Árabe trajeron grandes cambios en el conocimiento de la cerámica, el uso de esmaltes y colores hechos de metales valiosos. Se observó que la arcilla cocida y los esmaltes tenían que estar separados, porque los gases de la arcilla dañaban los colores.
En España, los hornos para la cocción eran conocidos como Hornos Árabes y las cocciones eran por quema de madera. Eran grandes estructuras de ladrillos, cuadrados de dos plantas. En el piso inferior del horno estaba la madera para el fuego y en la parte superior los objetos para cocerse. El tiempo de cocción dependía del tamaño del horno y podría tardar hasta 24 horas o más. Se comenzaba con un fuego lento, poco a poco calentando hasta alcanzar la temperatura requerida, este punto se detectaba a través de la mirilla al ver el color del fuego del interior del horno y comprobar la evolución del color del esmalte. La determinación de la temperatura en la arcilla no era tan importante, ya que una ligera sobre cocción no la afectaba, pero con los colores, la sobre cocción podía destruir por completo todo las piezas. El proceso de cocción exigió a los hombres trabajar sin parar, llenar el horno con madera, comprobando que la temperatura aumentaba continuamente los mismos grados en todo el horno. Cuando el horno alcanzaba la temperatura correcta, se dejaba enfriar, se abría, y cada pedazo de bizcocho era sacado y comprobado. Fue con este método de cocción que todo el bello Lustre fue producido.
La energía para los hornos durante muchos siglos fue la madera, pero ahora existen diferentes tipos de hornos, marcas, tamaños, diseños, cocción. La energía para el calor puede ser electricidad, gas, madera, carbón y petróleo. Están hechos para con controlador automático de temperatura, o con conos. Algunos son conocidos por su método cocción como el Raku y la Sal. El conocimiento de los hornos, con sus muchas diferencias, puede convertirse en una especialidad en sí misma.